domingo, 10 de marzo de 2013

Diálogo sobre el destino



W. -El destino no existe, pero no es fruto de la casualidad ni del caos, sino de la causalidad, que es diferente. No hay un futuro predeterminado (no hay un futuro), sólo un presente que va cambiando en función de lo único que podía pasar según las circunstancias.
La mente humana no funciona de manera aleatoria, sino que está regida por unas leyes (las leyes de la física, que rigen el universo entero) y, por tanto, no es realmente libre. Es racional, no caótica.
El cerebro es como una máquina con billones de botones y cada botón funciona de una forma diferente dependiendo de qué otros botones y cuántas veces han sido pulsados con anterioridad. Algunos no podemos ver siquiera si se pulsan y por eso tenemos esa sensación de imprevisibilidad que es lo que crea la ilusión de un libre albedrío. No hay libre albedrío, pero tampoco destino, sólo causalidad (no casualidad).

R. -Yo no creo que la mente humana sea racional en el sentido en que se suele entender esa palabra. Suele entenderse la razón como un monólogo consciente, y nuestros actos están condicionados por multitud de emociones y sentimientos, todos ellos presentes en la química nerviosa, luego no creo que "racional" sea la palabra. Tampoco caótica, claro.
En cuanto al libre albedrío, puede que no haya posibilidad de una decisión independiente del exterior, pero la libertad reside en que tus actos sean guiados por tu propia química cerebral, no la de otra persona que te imponga la suya. Puede parecer que en extremo es lo mismo, pero en general hay graves diferencias.

W. -Todo lo que te sucede es un reflejo de lo que has causado, y todo lo que causas es un reflejo de lo que te ha sucedido. Es lógico, es acción y reacción. No en el sentido de que si haces algo bueno te sucederán cosas buenas o si haces algo malo te sucederán cosas malas, nada de eso. El universo no clasifica en bueno y malo, sólo la mente humana hace eso. El universo y todo lo que él contiene reacciona con acciones que vienen de la causalidad determinada por la física (no hay nada místico en el mundo), y no es destino, es que sólo podía pasar eso, es la respuesta lógica: Si das, te darán, si quitas, te quitarán, si saltas, caerás al suelo. Así de simple.

R. -No creo que sea tan simple. En un mundo que funciona como un sistema complejo, las relaciones con los demás sujetos (vivos o inertes) son muy variadas, numerosas y complejas como para reducirlas a relaciones de causalidad. Yo prefiero hablar de relaciones dialécticas, o si prefieres, de causalidad múltiple y no siempre resoluble: Si das, no siempre te dan; si no das, puede que te den; si quitas, no siempre te quitarán; si no quitas, puede que te quiten; puedes caerte sin saltar; si saltas, alguien puede sujetarte para que no caigas.

Diréis que todo eso tiene sus causas, claro, pero no todas son conocidas ni cognoscibles, sino que son muchas incógnitas que no siempre la mente humana puede resolver. Como dice la 1ª Ley de la ecología humana: "Cualquier acción sobre el entorno produce un número indeterminado de consecuencias, muchas de las cuales serán desconocidas." En el caso hipotético de que existiera una solución a todas las variables, es decir que toda la vida y sucesos futuros pudieran predecirse lógicamente, veríamos nuestro destino, pero no creo que eso sea posible.

En definitiva, hasta que no se demuestre lo contrario, el destino es una idea pura. Una idea de la que no tenemos impresiones empíricas para extraer datos, por lo cual su manejo como concepto es vago y en gran parte metafórico. Sirve como auxilio del lenguaje para referirnos a los hechos supuestos futuros, al igual que es auxiliar la identidad del yo, el espacio cerrado del cosmos, la división del tiempo, etc.

Sobre las ideas, no es útil debatir su existencia.

W. -La mente humana es racional en el sentido en que cualquier otra cosa del universo lo es, en que no es aleatoria. La forma de actuar de la mente es tan racional como la forma de actuar de una piedra. A la palabra racional se le han dado muchos matices no aplicables aquí, casi siempre entendido como una inteligencia lógica. Huelga decir que las piedras no tienen de eso.

R. -Nuestros conceptos de racionalidad difieren. Pareces entender "racional" con un significado parecido a "determinista". ¿No te ha dado por estudiar estadística?

W. -No encuentro diferencia sustancial en que decida las cosas tu química cerebral o la de otra persona. Aunque otra persona tome la decisión, ésta siempre es reprocesada por la propia química cerebral (asumiendo la inexistencia de una máquina intercambiadora de cerebros) de forma que tus acciones siempre salen de tu propio cerebro, por mucha que parezca la extorsión. Por ejemplo, si alguien te pone una pistola en la cabeza y te dice "¡Quieto!", la decisión de estar quieto sale de tu cerebro. Uno podría perfectamente decir "Oiga, no, prefiero que me peguen el tiro", pero por un cálculo de intereses del cerebro, no hay mucha gente que lo suela hacer.
Que te controle otra persona o que te controle tu entorno son formas más o menos sutiles de lo mismo.

R. -La diferencia es sustancial para la percepción de la 1ª persona, y condiciona el resto de su comportamiento. Que la segunda persona te persuada o te obligue, en el sentido en que vulgarmente se entienden esos términos, tiene suele tener una conclusión similar (obedecer), pero la química cerebral es muy diferente en cada caso: en el de la obligación, la primera persona se siente atacada, y su decisión puede verse muy influida por un instinto de defensa ante el ataque y reaccionar violentamente (intentar zafarse de la pistola que le encañona). Todo eso podría explicarse causalmente si conociéramos muy al detalle la mecánica cerebral, y estoy seguro que quien llegara a conocerla, no necesitaría pistola para controlar a los demás. En ese punto el viejo concepto de libre albedrío quedaría obsoleto.

Pero la libertad es macroscópica. Es la medida en la que el individuo siente que hace lo que quiere, que sus decisiones son suficientemente independientes. Es decir, el individuo es libre cuando se siente libre. Y así lo consideraré mientras seamos incapaces (porque lo somos) de predecir qué hará alguien coaccionado con una pistola en la cabeza: por lo que sé puede hacer cualquier cosa, por eso me parece libre.

W. -El mundo es un sistema muy complejo, claro, volviendo al ejemplo de la máquina del billón de botones, nunca he dicho que sólo se pulse un botón de cada vez, al contrario, pueden pulsarse cientos de ellos al mismo tiempo como resultado de una misma acción y algunos no veremos si se pulsan o no, como he dicho, pero todo ellos influye y será causa de algo. Por supuesto que los ejemplos que puse son para situaciones típicas y que las variaciones posibles son enormes (sino, muy simple sería el mundo), pero si das un puñetazo, la situación típica es que te lo devuelva, claro que, por otra parte, puede que si das un puñetazo, te devuelvan un beso, pero todo por una causa (por ejemplo, tu pareja es masoquista) que será lo que haga corresponder acción y reacción, no hay sucesos porque sí en el universo, todo depende de variables. No hay azar, sólo variables que no podemos ver.

R. -No me interesa la existencia del azar. Es un concepto creado para englobar a las variables que nos parecen aleatorias para nuestra percepción, o como tú dices, "que no podemos ver". A partir de ahí, la existencia o inexistencia de dicho concepto es un tema puramente metafísico. En todo caso, es una clasificación humana.

W. -Un error muy común de los humanos y una de las causas más frecuentes de su sufrimiento es considerar que el mundo es para ellos. No, el mundo no es para ti, tú eres para el mundo (adáptate o muere), el mundo no está hecho a tu medida, por eso no puedes saberlo todo. Para poder ver el futuro (no me gusta llamarlo así, ya que no hay un futuro escrito ni un pasado, sólo un presente cambiante) necesitarías ser una Supermente infinita. Infinita por el hecho de que toda mente finita tiene una capacidad máxima. Para conocer lo que va a pasar, aunque si lo hicieses, también conocerías lo que pasa y lo que ha pasado, necesitarías conocer la posición exacta y el comportamiento de TODAS las partículas del universo en un momento dado. Obviamente, esto no es posible para el ser humano, primero porque tiene una mente finita, y MUY finita, y segundo porque no se puede observar la posición de una partícula sin cambiar su comportamiento ni su comportamiento sin cambiar su posición. Esto dejando aparte que, como yo considero, el universo no tiene límite superior ni inferior.

R. -De acuerdo en todo el párrafo. 

Una vez aclarado que no podemos conocer ni mucho menos controlar la mecánica de los sucesos, volvamos al tipo al que le han puesto una pistola en la cabeza. ¿Qué va a hacer? No lo sé, cualquier cosa, no conozco el futuro. ¿Qué puede hacer? Cualquier cosa, obviando las consecuencias. ¿Qué le interesa más hacer? Él/Ella sabrá. Puede que lo que le estén pidiendo sea demasiado y prefiera arriesgarse a morir. Puede que le estén pidiendo que le folle Torbe (yo quizá intentaría algo desesperado antes que eso). Por muy forzadas que tenga las alternativas, las tiene. Vaya, parece que tiene libertad para elegir. Las dialéctica de las causas darán una tesis que no se conoce. Si el pistolero está seguro de tener al sujeto bajo control, se equivoca. Si el sujeto también se lo cree, peor para él/ella, porque está desechando a priori alternativas.

Cuanto menos libre te crees menos libre te vuelves.

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