Mostrando entradas con la etiqueta alegría. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta alegría. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de marzo de 2014

Lucha

Nunca hay que dejar de defender la alegría, la vida, la libertad y la justicia, porque porque nunca dejarán de ser atacadas ni cuestionadas.

viernes, 7 de junio de 2013

Latinoamérica




Soy,
soy lo que dejaron,
soy todas las sobras de lo que te robaron.
Un pueblo escondido en la cima,
mi piel es de cuero por eso aguanta cualquier clima.
Soy una fábrica de humo,
mano de obra campesina para tu consumo.
Frente de frío en el medio del verano ,
el amor en los tiempos de cólera, mi hermano.
El Sol que nace y el día que muere,
con los mejores atardeceres.
Soy el desarrollo en carne viva,
un discurso político sin saliva.
Las caras más bonitas que he conocido,
soy la fotografía de un desaparecido.
La sangre dentro de tus venas,
soy un pedazo de tierra que vale la pena.
Una canasta con frijoles,
soy Maradona contra Inglaterra anotándote dos goles.
Soy lo que sostiene mi bandera,
la espina dorsal del planeta es mi cordillera.
Soy lo que me enseñó mi padre,
el que no quiere a su patria no quiere a su madre.
Soy América Latina:
un pueblo sin piernas pero que camina.

Tú no puedes comprar el viento
Tú no puedes comprara el Sol
Tú no puedes comprar la lluvia
Tú no puedes comprar el calor

Tú no puedes compara las nubes
Tú no puedes comprar los colores
Tú no puedes comprar mi alegría
Tú no puedes comprar mis dolores

Tengo los lagos, tengo los ríos,
tengo mis dientes pa’ cuando me sonrío,
la nieve que maquilla mis montañas,
tengo el sol que me seca y la lluvia que me baña.
Un desierto embriagado con peyote,
un trago de pulque para cantar con los coyotes.
Todo lo que necesito.
Tengo a mis pulmones respirando azul clarito.
La altura, que sofoca,
soy las muelas de mi boca mascando coca.
El otoño con sus hojas desmayadas,
los versos escritos bajo la noche estrellada.
Una viña repleta de uva,
un cañaveral bajo el sol en Cuba.
Soy el mar Caribe que vigila las casitas
haciendo rituales de agua bendita.
El viento que peina mi cabello,
soy todos los santos que cuelgan de mi cuello.
El jugo de mi lucha no es artificial
porque el abono de mi tierra es natural.

Tú no puedes comprar el viento.
Tú no puedes comprara el sol.
Tú no puedes comprar la lluvia.
Tú no puedes comprar el calor.

Tú no puedes compara las nubes.
Tú no puedes comprar los colores.
Tú no puedes comprar mi alegría.
Tú no puedes comprar mis dolores.

Não se pode comprar o vento.
Não se pode comprar o sol.
Não se pode comprar a chuva.
Não se pode comprar o calor.

Não se pode comprar as nuvens.
Não se pode comprar as cores.
Não se pode comprar mia alegria.
Não se pode comprar minhas dores.

No puedes comprar el sol.
No puedes comprar la lluvia.
Vamos caminando,
vamos caminando.
Vamos dibujando el camino.
Vamos caminando.
No puedes comprar mi vida.
Mi tierra no se vende.

Trabajo bruto, pero con orgullo.
Aquí se comparte, lo mío es tuyo.
Este pueblo no se ahoga con marullos,
y si se derrumba, yo lo reconstruyo.
Tampoco pestañeo cuando te miro,
para que te recuerdes de mi apellido.
La Operación Cóndor invadiendo mi nido,
¡perdono pero nunca olvido! ¡Oye!

Vamos caminando,
aquí se respira lucha.
Vamos caminando,
yo canto porque se escucha.
Vamos dibujando el camino.
Vamos caminando.
Aquí estamos de pie.
¡Que viva la América!
No puedes comprar mi vida.

Calle 13

sábado, 8 de diciembre de 2012

No se romperá

No vine aquí para hacer amigos
pero sabes que siempre puedes contar conmigo.
Dicen de mí que soy un tanto animal,
pero en el fondo soy un sentimental.


Mi familia no son gente normal
de otra época y corte moral.
Que resuelven sus problemas de forma natural.
Para qué discutir, si puedes pelear.


Dame una sonrisa de complicidad,
toda tu vida se detendrá.
Nada será lo mismo, nada será igual,
ya sabes...
Feo, fuerte y formal.


En el calor de la noche,
a plena luz del día. 

Siempre dispuesto para alegrarte el día.
Hombre de bien
a carta cabal,
y como el Duque:
feo, fuerte y formal.


Mi fama me precederá
hasta el infinito y más allá.
Y vive Dios que escrito está:
“Si te doy mi palabra,
no se romperá”.


No vine aquí para hacer amigos
pero sabes que siempre puedes contar conmigo.
Dicen de mí que soy un tanto animal,
pero en el fondo soy un sentimental.


Dame una sonrisa de complicidad
y toda tu vida se detendrá.
Nada será lo mismo, nada será igual,
ya sabes...
Feo, fuerte y formal.


En el calor de la noche,
a plena luz del día. 

Siempre dispuesto para alegrarte el día.
Hombre de bien
a carta cabal,
y como el Duque:
feo, fuerte y formal. 

Loquillo

domingo, 9 de septiembre de 2012

Por la paz y la canción

Recorrer mil caminos,
caminar de sol a sol,
cruzar a nado mil ríos
por la paz que trae la canción.

Y al final del día,
sentir un leve dolor.
Esperar la secreta alegría
de la paz que trae la canción.

Vino a hablarme un ángel.
Detrás, la verdad susurró.
Y al marchar dejó escrito en el aire:
"La verdad está en la canción".

Ver tu alma por dentro.
Conocer acaso el horror.
No acostumbrarse a ello,
no sin la paz, no sin la canción.

Recorrer mil caminos,
caminar de sol a sol,
cruzar a nado mil ríos
por la paz que trae la canción.

Fui a ver al gitano.
Sentí tan profunda su voz.
"Serás -me dijo- juzgado,
y tu juez será la canción."

Y a pesar de todo,
aunque me paralice
y me invada el dolor,
y mil veces resbale
en los mismos lodos
yo sé que al final me alzaré
y la ocasión será para
brindar con los buenos amigos
por mi juez, mi rey, la canción.
Nacho Vegas & Enrique Bunbury

sábado, 8 de septiembre de 2012

Ciudad

Ciudad de gente fría y suspicaz, como sus ventiscas que cortan cualquier amago caluroso bajo el sol picante de invierno.

Ciudad llamada Talmápolis: La ciudad donde no entran los desalmados. Es aún más triste pensar que sus habitantes tienen alma.

Desde el otoño el viento no se ha ido.
Cada día patrulla las avenidas limpiando los malos humos de sus habitantes, enfadados crónicos por el clima y la mala urbanización.
Qué fácil ser más alegre en los bulevares burgueses, ¿o no?
El brillo de la estación flota en partículas en la brisa y penetra a presión por mis sentidos apretados, ocluidos.
Dentro hace daño, la luz, la mirada y la no mirada, el ruido y la voz.
Cada estímulo es una gotera sobre mi glándula lastimosa: una cruz en árbol que crece conmigo bajo mi esternón.
Sus raíces abrazan y aprietan mi corazón, mis costillas. Mi estómago.
Sobre su tronco, que es mi antipiel, nacen letras llagadas, mensajes cifrados de la conciencia colectiva que todos oyen sin entender, y yo quiero entender y no oigo.
Las letras cambian mientras la glándula lastimosa sigue creciendo. Mantengo firmes las costillas, para que no me encoja.