José Saramago
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sábado, 14 de diciembre de 2013
viernes, 7 de junio de 2013
Latinoamérica
Soy,
soy lo
que dejaron,
soy
todas las sobras de lo que te robaron.
Un
pueblo escondido en la cima,
mi piel
es de cuero por eso aguanta cualquier clima.
Soy una
fábrica de humo,
mano de
obra campesina para tu consumo.
Frente
de frío en el medio del verano ,
el amor
en los tiempos de cólera, mi hermano.
El Sol que
nace y el día que muere,
con los
mejores atardeceres.
Soy el
desarrollo en carne viva,
un
discurso político sin saliva.
Las caras
más bonitas que he conocido,
soy la
fotografía de un desaparecido.
La
sangre dentro de tus venas,
soy un
pedazo de tierra que vale la pena.
Una
canasta con frijoles,
soy
Maradona contra Inglaterra anotándote dos goles.
Soy lo
que sostiene mi bandera,
la
espina dorsal del planeta es mi cordillera.
Soy lo
que me enseñó mi padre,
el que
no quiere a su patria no quiere a su madre.
Soy
América Latina:
un
pueblo sin piernas pero que camina.
Tú no
puedes comprar el viento
Tú no
puedes comprara el Sol
Tú no
puedes comprar la lluvia
Tú no
puedes comprar el calor
Tú no puedes
compara las nubes
Tú no
puedes comprar los colores
Tú no
puedes comprar mi alegría
Tú no
puedes comprar mis dolores
Tengo
los lagos, tengo los ríos,
tengo
mis dientes pa’ cuando me sonrío,
la
nieve que maquilla mis montañas,
tengo
el sol que me seca y la lluvia que me baña.
Un
desierto embriagado con peyote,
un
trago de pulque para cantar con los coyotes.
Todo lo
que necesito.
Tengo a
mis pulmones respirando azul clarito.
La
altura, que sofoca,
soy las
muelas de mi boca mascando coca.
El
otoño con sus hojas desmayadas,
los
versos escritos bajo la noche estrellada.
Una
viña repleta de uva,
un
cañaveral bajo el sol en Cuba.
Soy el
mar Caribe que vigila las casitas
haciendo
rituales de agua bendita.
El
viento que peina mi cabello,
soy
todos los santos que cuelgan de mi cuello.
El jugo
de mi lucha no es artificial
porque
el abono de mi tierra es natural.
Tú no
puedes comprar el viento.
Tú no
puedes comprara el sol.
Tú no
puedes comprar la lluvia.
Tú no
puedes comprar el calor.
Tú no
puedes compara las nubes.
Tú no
puedes comprar los colores.
Tú no
puedes comprar mi alegría.
Tú no
puedes comprar mis dolores.
Não se pode comprar o vento.
Não se pode comprar o sol.
Não se pode comprar a chuva.
Não se pode comprar o calor.
Não se pode comprar as nuvens.
Não se pode comprar as cores.
Não se pode comprar mia alegria.
Não se pode comprar minhas dores.
No puedes comprar el sol.
No puedes comprar la lluvia.
Vamos caminando,
vamos caminando.
Vamos dibujando el camino.
Vamos caminando.
No puedes comprar mi vida.
No puedes comprar mi vida.
Mi tierra no se vende.
Trabajo bruto, pero con orgullo.
Aquí se comparte, lo mío es tuyo.
Este pueblo no se ahoga con marullos,
y si se derrumba, yo lo reconstruyo.
Tampoco pestañeo cuando te miro,
para que te recuerdes de mi apellido.
La Operación Cóndor invadiendo mi nido,
¡perdono pero nunca olvido! ¡Oye!
Vamos caminando,
aquí se respira lucha.
Vamos caminando,
yo canto porque se escucha.
Vamos dibujando el camino.
Vamos caminando.
Aquí estamos de pie.
¡Que viva la América!
No puedes comprar mi vida.
Calle 13
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Belleza
Conozco la belleza.
La veo cada día brotar del Sol, la veo flotar sobre los árboles, gotear sobre las hojas caídas.
La oigo derramarse por los torrentes, la escucho crepitar y salpicar contra los acantilados.
Me saluda cada día en los rostros de los seres con los que me encuentro.
Está en las rocas y también en los suelos. Está en los árboles y en la hierba. En los gatos e incluso en los peces.
Siento la belleza por todos los sentidos, en todas las mujeres, y hasta en los hombres.
Cuando más sensible está el sentido de la belleza, te das cuenta de que en otros momentos no la estabas disfrutando.
La veo cada día brotar del Sol, la veo flotar sobre los árboles, gotear sobre las hojas caídas.
La oigo derramarse por los torrentes, la escucho crepitar y salpicar contra los acantilados.
Me saluda cada día en los rostros de los seres con los que me encuentro.
Está en las rocas y también en los suelos. Está en los árboles y en la hierba. En los gatos e incluso en los peces.
Siento la belleza por todos los sentidos, en todas las mujeres, y hasta en los hombres.
Cuando más sensible está el sentido de la belleza, te das cuenta de que en otros momentos no la estabas disfrutando.
Etiquetas:
2008,
Arte,
Bajones de azúcar,
belleza,
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naturaleza,
Sol
domingo, 9 de septiembre de 2012
Por la paz y la canción
Recorrer mil caminos,
caminar de sol a sol,
cruzar a nado mil ríos
por la paz que trae la canción.
Y al final del día,
sentir un leve dolor.
Esperar la secreta alegría
de la paz que trae la canción.
Vino a hablarme un ángel.
Detrás, la verdad susurró.
Y al marchar dejó escrito en el aire:
"La verdad está en la canción".
Ver tu alma por dentro.
Conocer acaso el horror.
No acostumbrarse a ello,
no sin la paz, no sin la canción.
Recorrer mil caminos,
caminar de sol a sol,
cruzar a nado mil ríos
por la paz que trae la canción.
Fui a ver al gitano.
Sentí tan profunda su voz.
"Serás -me dijo- juzgado,
y tu juez será la canción."
Y a pesar de todo,
aunque me paralice
y me invada el dolor,
y mil veces resbale
en los mismos lodos
yo sé que al final me alzaré
y la ocasión será para
brindar con los buenos amigos
por mi juez, mi rey, la canción.
caminar de sol a sol,
cruzar a nado mil ríos
por la paz que trae la canción.
Y al final del día,
sentir un leve dolor.
Esperar la secreta alegría
de la paz que trae la canción.
Vino a hablarme un ángel.
Detrás, la verdad susurró.
Y al marchar dejó escrito en el aire:
"La verdad está en la canción".
Ver tu alma por dentro.
Conocer acaso el horror.
No acostumbrarse a ello,
no sin la paz, no sin la canción.
Recorrer mil caminos,
caminar de sol a sol,
cruzar a nado mil ríos
por la paz que trae la canción.
Fui a ver al gitano.
Sentí tan profunda su voz.
"Serás -me dijo- juzgado,
y tu juez será la canción."
Y a pesar de todo,
aunque me paralice
y me invada el dolor,
y mil veces resbale
en los mismos lodos
yo sé que al final me alzaré
y la ocasión será para
brindar con los buenos amigos
por mi juez, mi rey, la canción.
Nacho Vegas & Enrique Bunbury
sábado, 8 de septiembre de 2012
Ciudad
Ciudad de gente fría y suspicaz, como sus ventiscas que cortan cualquier amago caluroso bajo el sol picante de invierno.
Ciudad llamada Talmápolis: La ciudad donde no entran los desalmados. Es aún más triste pensar que sus habitantes tienen alma.
Desde el otoño el viento no se ha ido.
Cada día patrulla las avenidas limpiando los malos humos de sus habitantes, enfadados crónicos por el clima y la mala urbanización.
Qué fácil ser más alegre en los bulevares burgueses, ¿o no?
El brillo de la estación flota en partículas en la brisa y penetra a presión por mis sentidos apretados, ocluidos.
Dentro hace daño, la luz, la mirada y la no mirada, el ruido y la voz.
Cada estímulo es una gotera sobre mi glándula lastimosa: una cruz en árbol que crece conmigo bajo mi esternón.
Sus raíces abrazan y aprietan mi corazón, mis costillas. Mi estómago.
Sobre su tronco, que es mi antipiel, nacen letras llagadas, mensajes cifrados de la conciencia colectiva que todos oyen sin entender, y yo quiero entender y no oigo.
Las letras cambian mientras la glándula lastimosa sigue creciendo. Mantengo firmes las costillas, para que no me encoja.
Ciudad llamada Talmápolis: La ciudad donde no entran los desalmados. Es aún más triste pensar que sus habitantes tienen alma.
Desde el otoño el viento no se ha ido.
Cada día patrulla las avenidas limpiando los malos humos de sus habitantes, enfadados crónicos por el clima y la mala urbanización.
Qué fácil ser más alegre en los bulevares burgueses, ¿o no?
El brillo de la estación flota en partículas en la brisa y penetra a presión por mis sentidos apretados, ocluidos.
Dentro hace daño, la luz, la mirada y la no mirada, el ruido y la voz.
Cada estímulo es una gotera sobre mi glándula lastimosa: una cruz en árbol que crece conmigo bajo mi esternón.
Sus raíces abrazan y aprietan mi corazón, mis costillas. Mi estómago.
Sobre su tronco, que es mi antipiel, nacen letras llagadas, mensajes cifrados de la conciencia colectiva que todos oyen sin entender, y yo quiero entender y no oigo.
Las letras cambian mientras la glándula lastimosa sigue creciendo. Mantengo firmes las costillas, para que no me encoja.
Etiquetas:
2008,
alegría,
árbol,
Bajones de azúcar,
Berrinches y desahogos,
ciudad,
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voz
El ecosistema
El robusto ecosistema se sostiene sobre un esqueleto rígido, elástico, flexible, resistente a los vendavales.
El esqueleto de madera se hinca en la matriz del suelo, nutrida de alimento y aire y agua por un ejército de microseres que constituyen la población y alma de la tierra.
Esta capa última de la Biosfera es la interfaz entre la roca, esqueleto de la Tierra, y la madera, esqueleto de la Vida.
Gracias al Sol y al fuego.
Gracias a la Tierra, al suelo y a la roca.
Gracias al agua y a la Luna.
Gracias al aire y al viento.
Gracias a la Vida, hermanos.
Firmado: los humanos, desde la Tecnosfera.
El esqueleto de madera se hinca en la matriz del suelo, nutrida de alimento y aire y agua por un ejército de microseres que constituyen la población y alma de la tierra.
Esta capa última de la Biosfera es la interfaz entre la roca, esqueleto de la Tierra, y la madera, esqueleto de la Vida.
Gracias al Sol y al fuego.
Gracias a la Tierra, al suelo y a la roca.
Gracias al agua y a la Luna.
Gracias al aire y al viento.
Gracias a la Vida, hermanos.
Firmado: los humanos, desde la Tecnosfera.
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