El robusto ecosistema se sostiene sobre un esqueleto rígido, elástico, flexible, resistente a los vendavales.
El esqueleto de madera se hinca en la matriz del suelo, nutrida de alimento y aire y agua por un ejército de microseres que constituyen la población y alma de la tierra.
Esta capa última de la Biosfera es la interfaz entre la roca, esqueleto de la Tierra, y la madera, esqueleto de la Vida.
Gracias al Sol y al fuego.
Gracias a la Tierra, al suelo y a la roca.
Gracias al agua y a la Luna.
Gracias al aire y al viento.
Gracias a la Vida, hermanos.
Firmado: los humanos, desde la Tecnosfera.
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